Hoy me he puesto mi abrigo y olía a Usted, mi Señor.
Al momento me han venido mil imágenes placenteras a la mente y ya he pasado el resto del día envuelta en Su olor y excitada, mi Señor
Cuánto hubiese deseado estar a Sus pies, atada, fustigada, con Su adorada polla en mi garganta, en mi ano, en mi vagina... Allí dónde mi Amo desease.
Desde ese momento, he estado deseando llegar a casa para ponerme mis collares, adorarle y pedirle permiso para masturbarme, mi Señor.
Y Usted, de forma tan generosa, me ha permitido disfrutar de uno de Sus orgasmos.
Le deseo, mi Señor.
Suya siempre,
M

No hay comentarios:
Publicar un comentario